Comunicado de la concesión de la beca Talens.
Me presenté a la beca Talens el último curso de la carrera. Había que enviar unas muestras fotográficas de tu trabajo pictórico y a los premiados se nos concedían (en aquel momento, ahora no sé lo que darán) 600 euros en materiales de la de marca Talens, donando a cambio una de nuestras obras a para la colección de Talens España. Teniendo en cuenta que el premio era la mitad o menos de lo que había sido la Beca de la Fundación Güell no les di una obra ni muy grande, ni de la última hornada, con la que estaba muy encaprichado en aquella época. La obrita que les di fue esta:
S/T. Óleo y barniz alquídico sobre lienzo. 43 x 38cm.
Colección Talens España (Barcelona).
El dinero de la beca lo invertí básicamente en bastidores grandes y anchos para las obras de gran formato que estaba maquinando para la exposición del Real Círculo Artístico, unos cuantos pinceles y un buen puñado de óleos de calidad (cadmios y cobaltos principalmente). Menuda gozada después de haberme pegado un par de años teniendo que elegir cada fin de semana entre salir o comprarme materiales de trabajo, exterminando mi vida social en pro del arte.
El tema de comprar “óleos de calidad” tiene su historia. En aquella época pintaba fundamentalmente con las pinturas al óleo que yo mismo me fabricaba (con pigmentos de Conscolor) y con algún color comprado, generalmente de la MIR que es bastante económica, todo ello obviamente por motivos económicos.
Trabajaba con una paleta bastante reducida, que sería la siguiente:
Colores que me fabricaba: Blanco titanio.
Negro marfil.
Amarillo Hansa.
Rojo Naftol.
Azul ultramar.
Ocre amarillo.
Colores comprados (MIR): Azul cobalto “tono” (una mezcla de ultramar y ftalocianina)
Ocre rojo (bastante difícil de fabricar manualmente).
Blanco titanio (el fabricado manualmente amarillea, así que
dependiendo de la finalidad usaba el manual o el fabricado).
Como se ve una paleta sencillita de ocho colores (blanco, negro, amarillo, rojo, 2 azules y 2 ocres) que suelo disponer en la parte superior de la paleta de izquierda a derecha, de más claro a más oscuro, salvo el blanco que lo sitúo a la izquierda pero más abajo y a veces también el negro a la altura del blanco y en el extremo opuesto.
Después de haber estado trabajando durante mi tesis doctoral con un rango de 30 colores, tampoco variaría mucho esa paleta de ocho colores. Añadir un verde (más mate -oxido de cromo- o más brillante –esmeralda, ftalocianina- dependiendo del enfoque). Añadir el carmín de alizarina para tener un también un rojo frío. Y poco más, sustituir el amarillo Hansa por el amarillo cadmio y el rojo naftol por el rojo cobalto si la economía lo permite, sustituir quizá el ocre rojo por el siena natural que es más fácil de fabricar manualmente. Respecto al azul cobalto, no soy muy fan; más interesante me parece el ftalocianina (y ya empleaba una versión suavizada a través del azul cobalto “tono” de MIR).