Carta comunicándome la concesión del premio.
La beca de la fundación Güell de 2001 fue el primer premio de pintura que gané. Es un concurso para socios del Real Círculo Artístico y del Círculo Artístico de Sant Lluc de Barcelona de hasta 30 años. Era uno de los más exigentes de los que he participado no en cuanto a número de participantes sino al hecho de que se requería presentar cinco cuadros, lo que ya es un pequeño corpus de obra. En ese momento estaba muy satisfecho con mis últimos trabajos y, por esto mismo, estaba dispuesto por fin a empezar a moverlos.
No recuerdo exactamente cuales fueron las cinco pinturas que presenté pero eran todas de las ocho últimas, retratos en el estilo de tramas figurativas con fondo oscuro. De lo que sí estoy seguro es de que presenté tres pequeñas y dos grandes. Recuerdo que me ayudó a transportarlas con su coche el Albert, un compañero de clase muy majete (al que le perdí la pista, por cierto). Esto fue durante la primera quincena de octubre. Me acuerdo que el día que deliberaba el jurado y (seguidamente) daba el premio, estaba dibujando en el taller de dibujo del mismo Real Círculo Artístico, que era donde estaban expuestas las obras. En un descanso bajé a ver si había comunicado ya el premiado y justo en ese momento salía el jurado, que me felicitó. Bueno, me hizo una ilusión tremenda que se reconociera por fin el esfuerzo y los sacrificios que me había costado llegar a ese punto en pintura, yo que al empezar la carrera no sabía ni manejar el pincel. El cuadro que se quedaron por la concesión del premio fue éste:
Leire. Óleo sobre contrachapado. 92 x 65 cm.
A los pocos días fue la entrega del premio en La Academia de Bellas Artes de Sant Jordi (no confundir con la Facultad de Bellas Artes del mismo nombre, donde estaba empezando un quinto y último curso). Fui con mis compañeros de piso (los Raules) y nuestra asociada del edificio de enfrente (Stefi) y no nos lo pasamos mal. Tuvimos la coña, ya que no sé por qué extraño motivo cuando me hice socio del Círculo Artístico pusieron mi nombre catalanizado (Marià), y claro Marià para aquí, Marià para allá, los vetustos académicos soltando ya el típico rollo provinciano sobre la ayuda a los artistas catalanes y mis colegas mirándome raro. Finalmente terció el señor Güell más majo que nada y dándose cuenta (supongo que por mi catalán “fluido” de entonces ;) añadiendo un “y a los artistas que viven en Catalunya”. Después vino una mini-recepción con canapés y algo de bebida en donde lo dimos todo (era un jueves noche, y a esas alturas de la semana nuestra nevera del piso de estudiantes solía empezar a criar telarañas).
No recuerdo el importe de la beca, pero andaba entre los 1200 y los 1800 euros con los cuales tenía que pintar una exposición que se expondría en el Real Círculo Artístico justo un año después. El señor Güell me iba pagando el premio en plazos cada tres meses o así. Era (es) un hombre muy amable, recuerdo que la primera parte me la dio en un chalet que tenía en la zona alta y el resto en un despacho que tenía en el Círculo Ecuestre (Diagonal esquina con Balmes). Yo le tenía que enseñar algo de lo último que había ido haciendo en cada reunión. Me acuerdo que le gustaban más mis monotipos que los retratos, bodegones y vánitas de tramas que hice en aquella época, quizá un poco “modernos” para su gusto. De todos modos el gran proyecto para esta beca fueron los grandes desnudos, aprovechando este mecenazgo para meterme por fin en cuadros de gran formato, pero eso ya es otra historia.