-Según Propp, los orígenes de la caperucita roja se basaban en una costumbre de algunas comunidades primitivas que consistía en meter a las niñas que estaban llegando a la pubertad a una caseta comunitaria cuya puerta tenía forma de fauces de animal. Permanecían allí hasta que tenían su primera menstruación y entonces podían salir de nuevo y reunirse con el resto de la comunidad ya como miembros adultos de pleno derecho. Los simbolismos están claros, el “animal” devora a la joven que muere como niña para renacer como mujer que puede ser madre. El rojo es evidente que hace referencia a esa primera menstruación.
-Basándome en este primer acercamiento simbólico hice la segunda de mis ilustraciones basadas en este cuento. Una simple superposición fotográfica de una vieja puerta de madera con un animal con las fauces abiertas. Ahora mismo esto lo podría hacer más fácil y mejor con photoshop, pero en aquel momento le tuve que pedir a mi colega Patricio que me echase una mano para hacer una doble exposición con una ampliadora fotográfica (de foto analógica claro).
Sin embargo, para mi primera propuesta lo que hice fue rizar el rizo e ir superponiendo nuevos simbolismos y cruces de referencias a los que ya me había aportado Vladimir Propp. Cómo símbolo del paso de una vida inmadura a otra madura a través de una “muerte” simbólica elegí la metáfora del paso de la oruga a mariposa a través de la forma de capullo. Esta forma de capullo me recordaba precisamente (haciendo un paralelo humano) al de las momias egipcias. Y qué casualidad que el dios que guiaba a los muertos a su nueva vida en el antiguo Egipto era Anubis, el dios egipcio con cabeza de chacal (no es exactamente un lobo, pero casi, y los mitos hacen referencias a fauces de bestia, que en europa se identificaría fundamentalmente con el lobo, pero que en un ambiente africano bien podría ser el chacal). El resultado fue este:
Y los bocetos previos, éstos:
Y un par de dibujos más relacionados con esta ilustración:
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Y se ve que mi paranoia le gustó bastante al Cortés, ya que me puso el sobresaliente.
Hice una primera ilustración así, modificando una imagen fotográfica quemada de unas ramas de manera que pudiera completar un dibujo escondido de una cara de un niño:
Le debí dar algunas vueltas a esta idea pues conservo varios bocetos previos, tanteando primero la idea de unos árboles dibujados y la imagen del niño:
Hace poco encontré este cartel de película que se basaba en la misma idea, y también este cartel de Absolut Vodka. Pero mi imagen (más ambigua y “difícil” de ver que estas dos) es de principios de 2000, es decir, anterior a estos ejemplos, no necesité inspiración en este caso.
No me termina de convencer esta imagen y es básicamente por el dibujo del niño de dentro. Inicialmente había insertado esta otra:
Funcionaba mucho mejor por su frontalidad. Pero me entró el siroco de que sería más coherente si el niño estaba desnudo y la sustituí por la definitiva, pero estéticamente funcionaba mucho peor
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